Desde hace unos cuantos años, los abogados de familia nos encontramos con divorcios en los que los integrantes de la pareja son de países distintos y, a veces, incluso de culturas muy diferentes. Ello se da cada vez con mayor frecuencia, como una consecuencia inevitable de la creciente globalización de las relaciones humanas.Cuando aparece un caso de estas características, el embrollo está servido: ¿cuáles son los tribunales competentes? ¿qué ley es la que se debe aplicar?